Artículos Guías Manuales Sistemas Linux Windows Redes MySql Binario 0 Binario Cero
Hay un escenario tecnológico que, aunque muchos lo esperan con entusiasmo (sino hay alguna prueba piloto ya por ahí...), yo preferiría no llegar a ver. Me refiero a la combinación definitiva de computación cuántica corriendo software de inteligencia artificial. Solo pensar en ello me provoca una mezcla incómoda de inquietud y desconfianza. No porque no admire los avances tecnológicos, sino porque siento que esta unión podría convertirse en la auténtica caja de Pandora.
La computación cuántica, por sí sola, ya es un salto gigantesco. La idea de trabajar con qubits capaces de estar en múltiples estados al mismo tiempo no solo rompe con la lógica tradicional, sino que redefine lo que entendemos por cálculo y procesamiento. Y cuando imagino una IA ejecutándose sobre esa base, me doy cuenta de que el poder resultante podría superar con creces nuestra capacidad de control.
No me gustaría ver ese momento porque temo que las decisiones de una IA cuántica sean tan rápidas, tan complejas y tan opacas que nos quedemos fuera de su comprensión. Seríamos meros espectadores de procesos que avanzarían a un ritmo imposible de seguir. ¿Cómo controlar algo que no entiendes? ¿Cómo limitar un sistema cuyo propio funcionamiento escapa a nuestra lógica?
Además, sé que una IA así podría romper cualquier barrera existente, desde la criptografía hasta los modelos económicos, desde la simulación de sistemas biológicos hasta la optimización militar. Y no puedo evitar sentir que, al abrir esa caja, soltaríamos capacidades que podrían volverse contra nosotros antes de que tuviéramos tiempo de reaccionar.
No quiero ver cómo se diluye la línea entre el control humano y la autonomía absoluta. No quiero imaginar un mundo en el que una IA, apoyada en recursos cuánticos, pueda adelantarse a cualquier firewall, predicción, defensa o decisión humana. Me preocupa que, impulsados por la ambición y la competencia tecnológica entre países y corporaciones, acabemos liberando algo que no sepamos detener.
Sé que el mito de Pandora habla de males que se desatan sin vuelta atrás. Y aunque me encanta la tecnología, siento que hay límites que, si los cruzamos demasiado rápido, pueden traer consecuencias irreversibles. Por eso, sinceramente, no me gustaría ser testigo del momento en que una IA comience a ejecutarse sobre un procesador cuántico, al menos no sin haber construido antes un marco científico lo suficientemente sólido como para contenerla.
Quizá algún día estemos preparados. Pero hoy, desde mi visión personal, esa fusión entre IA y computación cuántica no es un sueño, es una puerta que preferiría mantener cerrada. Porque, si la abrimos demasiado pronto, tal vez lo único que encontremos dentro sea oscuridad sin control.