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En las jornadas de Metafuturo, Lino Cattaruzzi, director general de Google España, dejó caer una afirmación que me lleva rondando la cabeza desde que la escuché; “El 61% de los empleos se va a beneficiar de la IA y van a mejorar su eficiencia”.
Sobre el papel, suena bien, Suena incluso optimista, pero cuanto más la analizo, más dudas me genera. Y, sobre todo, más me preocupa lo que no dice.
Porque si nos fijamos con atención, Cattaruzzi habla de empleos, no de empleados. Y no es lo mismo. ¿Es casual?, ¿O realmente nos está diciendo algo entre líneas?
¿Qué significa que los “empleos” se beneficien?
Cuando decimos que un empleo se beneficia, no estamos diciendo que la persona que hoy lo desempeña vaya a beneficiarse. Un empleo puede “mejorar su eficiencia” si se automatiza parcialmente… o totalmente. Un empleo puede ser “más eficiente” si un sistema de IA hace en 10 minutos lo que un trabajador hace en tres horas. Ese empleo, visto desde una perspectiva macroeconómica, se ha beneficiado, pero el empleado ha desaparecido de la ecuación.
¿Nos quiere decir algo Cattaruzzi sin decirlo abiertamente? Yo creo que sí.
¿Quiere decir que el 61% de los empleados podrían ser sustituidos por IA?
No voy a afirmar que Cattaruzzi lo diga, porque no lo hace, pero el mensaje es ambiguo, y no debería serlo en un tema tan sensible. Y cuando una figura de su nivel, que normalmente no suelen cometer errores dialecticos, elige hablar de empleos y no de empleados, está dejando la puerta abierta a la interpretación de que una parte muy relevante del mercado laboral será transformada… y posiblemente reemplazada.
Y no nos engañemos, si un trabajo puede hacerse con IA, la presión empresarial para sustituirlo será enorme. Hablar de empleos que “mejoran su eficiencia” con IA sin mencionar a los empleados es casi una forma elegante de decir, “el puesto seguirá existiendo, pero tal vez ya no lo realice una persona”.
Además, con declaraciones recientes de otros líderes empresariales. Por ejemplo, José Elías, dueño de La Sirena y presidente de Audax Renovables, afirmó que “la IA se va a cargar prácticamente el 80% de los puestos de trabajo en las oficinas”, una visión bastante más directa y cruda de lo que suele decirse en público. Y, desde otro ángulo, Jensen Huang, CEO de Nvidia, empresa que literalmente fabrica el hardware que impulsa esta revolución ha señalado que “la próxima generación de millonarios serán fontaneros, carpinteros o electricistas”, dando a entender que los oficios manuales resistirán la automatización mejor que los trabajos de oficina.
Mi impresión personal
Sinceramente, yo no tengo claro si su frase es un mensaje de apoyo o una advertencia disfrazada. Y eso es precisamente lo que me inquieta. Si la intención fuera tranquilizar a los trabajadores, habría dicho algo tan simple como: “El 61% de los empleados verá potenciada su productividad con IA”. Pero no lo dijo.
Así que, en mi opinión, la frase revela una verdad incómoda:
la IA beneficiará a los empleos, pero no necesariamente a quienes hoy los ocupan.
Puede que muchos trabajadores se adapten, se formen y evolucionen con estas nuevas herramientas. Pero también habrá quienes vean su rol diluirse, transformarse en algo irreconocible o desaparecer por completo.
Creo que la pregunta que deberíamos hacernos no es si la IA va a sustituir empleos, porque lo hará, aunque no sepamos en qué medida ni lo que tardará, sino qué medidas estamos tomando para que los empleados no sean los grandes perjudicados del avance tecnológico.
Mientras los líderes tecnológicos sigan hablando de “eficiencia” sin mencionar a las personas, seguiremos leyendo entre líneas. Porque a veces pesa más lo que no dicen, que lo que dicen.